El escorbuto es una avitaminosis producida por la deficiencia de vitamina C.
Era común en los marinos que subsistían con dietas en las que no
figuraban fruta fresca ni hortalizas, fue reconocida hace más de dos
siglos por el médico naval británico James Lind, que la prevenía o curaba añadiendo cítricos a la dieta.
SINTOMAS
Los síntomas en las personas adultas son diversos, aunque destacan las
hemorragias, en especial alrededor de los folículos pilosos, bajo las
uñas, en las encías, en el interior de las articulaciones y, en general,
en todas las membranas mucosas. El daño en las encías puede llegar a
provocar la pérdida de los dientes, la lenta
cicatrización de las heridas, reapertura de cicatrices ya curadas o
incluso la separación de huesos anteriormente fracturados, Anemia
y fluctuaciones en la presión arterial y frecuencia cardiaca, fatiga
constante y debilidad, la palidez, los ojos hundidos o puntos de un
color púrpura oscuro en la piel, sobre todo en las piernas, son otros de
los signos del escorbuto.
TRATAMIENTO
Las dosis habituales de vitamina C en los adultos es de 100 mg tres a
cinco veces al día por vía oral hasta que se hayan administrado 4
gramos, siguiendo después con 100 mg/día. En los lactantes y niños
pequeños, la posología
adecuada es de 10 a 25 mg tres veces al día. A la vez se establece una
dieta rica en vitamina C. Las hemorragias espontáneas suelen cesar en 24
horas, los dolores musculares y óseos ceden con rapidez, y las encías
comienzan a curar en dos a tres días. Incluso los grandes hematomas o
equimosis regresan en diez a doce días, aunque las alteraciones
pigmentarias en las zonas de grandes hemorragias pueden persistir
durante meses. La bilirrubina sérica se normaliza en tres a cinco días y la anemia se suele corregir en dos a cuatro semanas o meses.
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